Bojack ha vuelto con su mejor temporada

Jiménez Suchité | Arte/cultura / VOZ EN OFF

Una puta locura. Eso es la quinta temporada de Bojack Horseman.

Después de la cuarta temporada todos los fans terminamos deprimidos, meditando sobre el vacío constante, que nada nos llena, que nos pesa el absurdo de la existencia y la frustración de no poder modificar lo que somos, especialmente en los momentos en que más nos detestamos.

Ahora hemos vivido una quinta temporada (muuuuuuuy esperada) que nos ha volado la cabeza, ¡ES UN DESPLIEGUE DE CREATIVIDAD IMPRESIONANTE!

Los escritores han tomado grandes riesgos esta vez, en algunos era muy fácil que terminaran haciendo un desastre, pero les ha salido pura maravilla narrativa.

Hay un capítulo que se llama «Churro gratis», en el que solo vemos a Bojack con un monólogo durante los 20 minutos que dura todo el capítulo, tema que podría parecer aburrido, pero termina siendo el capítulo más sentido de todos.

En esta temporada queda totalmente demostrado (por si todavía nos quedaban dudas) el gran trabajo hilado que los creadores de la serie han realizado para que generemos empatía y vínculos emocionales con los personajes. No importa si se trata de un perro, un caballo o una gata antropomorfa, o si se trata de un matrimonio entre un perro y una humana, nada de eso importa. Lo verdaderamente importante es cómo nos han ido haciendo profundizar en el trasfondo de sus vidas, cómo en algún momento hemos podido decir: «qué mierda que me sienta identificado con ese caballo».

Hay un par de capítulos exclusivos de Diane y Princesa Carolyn, dos capítulos muy tristes, pero hermosos en su narración. Diane sigue fluyendo sin un rumbo profesional claro, sintiendo constantemente como se traiciona al vender sus convicciones feministas, y ahora también con el corazón roto. Princesa Carolyn vive a contrarreloj, la vida se le escapa demasiado rápido, o al menos eso siente ella, su edad y tener un bebé siguen siendo sus ejes, pero en su capítulo conoceremos más acerca de su juventud, la construcción de su personaje continúa muy bien.

Y qué decir de mi personaje favorito, el gran Mr. Peanutbutter. Cuando inicié la serie (a penas el año pasado) lo vi en el piloto y pensé que claramente ese sería el personaje tonto e inocente que solo estaba ahí para que los espectadores nos burláramos de él. Sin embargo, no tardé mucho en darme cuenta de que escondía bastante mierda y de que no era para nada tonto. Su estilo de vida y su forma de ser eran sus propias elecciones. Todo esto se refleja en una frase lapidaria que lanza al inicio de la primera temporada: «El universo es un vacío cruel e indiferente. La clave de la felicidad no es buscarle sentido a la vida, solo entretenerte con estupideces sin importancia y, con el tiempo, estarás muerto». ¡BOOM! No te esperas algo así un personaje como él, a partir de ahí cambia todo. En esta quinta temporada realiza descubrimientos muy importantes sobre su personalidad, especialmente en un capítulo fantástico que se titula «Las novias de Mr. Peanutbutter». El capítulo maneja varias líneas temporales para mostrarnos sus relaciones de pareja y conforme avanza va uniendo más y más esas líneas, consiguiendo de forma perfecta que todas se unan para contar un trasfondo que siempre ha sido el mismo.

No he tocado mucho a Bojack, pero ahora trabaja como personaje principal de una serie, escenario que tiene sus partes muy divertidas, pero destaca especialmente porque los jodidos escritores han hecho otra maravilla ahí: reducen cada vez más la línea que separa la ficción de la realidad. Otra maravilla.

Ya no sé qué pensar de Bojack, a estas alturas no le veo otro final que no sea el suicidio, y lo digo exclusivamente por el bien narrativo de la serie, no por el mensaje que pueda emitirle a su público. Esto no puede terminar bien para él, no veo ningún escenario donde simplemente pueda sentirse satisfecho y feliz, o al menos aceptar con tranquilidad lo que es. Un poco de amor propio, pues. Podría suicidarse, terminar en un manicomio, en estado vegetal o morir de alguna enfermedad terminal. Es imposible un Bojack feliz, porque la felicidad implicaría olvidar. Podría terminar como su mamá.

Pero qué carajos voy a saber yo, no puedo limitar el desenlace de la serie a mi visión, le he atinado a otros casos, pero aquí de seguro me voy a quedar cortísimo. La exquisitez narrativa de los escritores de Bojack puede conseguir cualquier cosa. Por el momento nos han vuelto a joder las emociones con su mejor temporada.


Imagen principal tomada de Niles West News.

Jiménez Suchité

Mal amante de la literatura y el cine, series, música e historias en general. El arte me salva la vida y yo la voy haciendo peligrar, así nos complementamos y así, algún día, algo saldrá mal. Cargo con muchas etiquetas, pero solo me hago responsable de las que he elegido yo. Ya no pregunto por quién doblan las campanas, ahora sé que doblan por mí. Rechazo y resisto, no conozco otra forma de vivir.

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