Mauricio José Chaulón Vélez | Política y sociedad / PENSAR CRÍTICO, SIEMPRE
En el campeonato mundial de fútbol que se celebra en Rusia, y que está a punto de terminar este fin de semana, la selección de Croacia se ha ganado la afición de varias personas alrededor del mundo, debido a su buen juego que les ha llevado a disputar su primera final en la historia. Jugarán contra el seleccionado de Francia, y ambos tienen enormes posibilidades de llevarse el trofeo. Cuentan los dos con extraordinarios jugadores, quienes pueden decidir el partido en un par de segundos. Será, sin duda, un muy buen encuentro.
Pero al ver a Croacia no puedo dejar de pensar en la Guerra de los Balcanes y la desintegración yugoslava. Aclaro que no es mi objetivo relacionar el fútbol y una afición determinada a cuestiones ideológico-políticas. Considero que si se admira a un equipo en particular, debe ser por su buen desempeño, y no podemos cuestionar si alguien admira a tal o cual porque ideológicamente será contrario a una postura. Incluso, las representaciones sociales proyectan muchas apariencias, que precisamente por ser eso, apariencias, no corresponden a la realidad concreta.
Por supuesto que Croacia tiene, como Estado, muchas desventajas respecto a Francia, y lo mismo con Inglaterra, países los dos colonialistas y con mayor poder económico y geopolítico que el Estado croata. Pero si creemos que la afición se debe ir por esa desventaja, hay ciertos cuestionamientos que nos brinda el análisis geopolítico.
Si le iba usted a Croacia porque cree que son minorías en resistencia o lo relacionó con el poderío inglés colonialista en el mundo, sólo le recuerdo que en la terrible Guerra de los Balcanes, los croatas fueron la facción separatista que buscó (y logró) terminar con el gran proyecto socialista de unidad yugoslava (ejemplo histórico), como un nuevo Estado de ultraderecha.
Durante la II Guerra Mundial, los croatas apoyaron directamente a la Alemania Nazi.
Y hoy, algunos de sus jugadores han hecho declaraciones que rayan en el fascismo.
Lo menciono, perdone, para dejar de relacionar eso de «buenos y malos» en el fútbol, y que si le va a un equipo, no lo haga necesariamente por mitos políticos que son eso nada más, mitos, y que sea por el fútbol en sí. Por supuesto que el pueblo croata sufrió mucho durante esa abyecta guerra, potencializada por la OTAN, e independientemente a sus posturas ideológicas, merecen un buen paréntesis de alegría colectiva.
La balcanización es un término que se utiliza para referirse a la fragmentación política y territorial de una región o de un proyecto geopolítico. Está referido históricamente a esta zona del Sureste de Europa, denominada Los Balcanes, compuesta por Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Grecia, Macedonia, Serbia y Montenegro, Turquía europea, Rumania oriental y Eslovenia. El nombre significa “montaña antigua”, en serbio. Durante la II Guerra Mundial, el proyecto socialista de unificar las diferentes naciones en la Federación de Yugoslavia bajo el liderazgo de Jozif Broz, “Tito”, logró construir un país modelo dentro del socialismo de Europa del Este, autónomo respecto a la hegemonía soviética estalinista.
Al desmembrarse el bloque oriental comunista europeo a principios de la década de 1990, Occidente promovió la cruel guerra para deshacer la unidad yugoslava, por lo que la balcanización volvió a ser la categoría para referirse a esa división disfrazada de independencias. Se potencializaron las diferencias étnicas y religiosas, como factores de una necesaria escisión, lo que provocó enfrentamientos que resultaron irreconciliables, al mismo tiempo que negociaciones con las potencias capitalistas de mundiales. Hoy, tenemos una región dividida en repúblicas que no piensan unirse nuevamente. El empobrecimiento por el proyecto neoliberal instituido en cada una, ha sido evidente, acompañado por el surgimiento de caudillismos y mafias. Y el otro elemento, es la pérdida de capacidad unitaria de enfrentar al neoliberalismo, porque cada país ha sido obligado a tratar sus asuntos de manera individual, lo que resta poder frente al sistema dominante.
En Centroamérica está sucediendo lo mismo. Como bien lo dijo Fidel Castro en varias entrevistas y escritos, la estrategia de balcanizarnos en proyectos individuales de independencias en el siglo XIX, quebró el gran proyecto panamericano que pensaron líderes como Bolívar y San Martín. Para el istmo centroamericano, José Cecilio del Valle y Francisco Morazán también lo consideraron. Los más conservadores optaron por las divisiones, y los resultados fueron nefastos, porque los capitales rentistas franceses y británicos ocuparon los espacios perdidos por España y Brasil. Luego, vino la intervención de Estados Unidos.
Luego de escuchar algunos posicionamientos recientes de organizaciones de pueblos originarios en Guatemala, me preocupa que se siga pensando desde una visión de neoliberalismo culturalista, lo que es también una especie de balcanización. Es decir, si un sector específico accede a determinado control de territorio y de derechos culturales y algunos políticos como alcaldías indígenas (aunque el poder real y hegemónico sigue siendo del sistema dominante), ya no piensa en la unidad de lucha de clases. Es más, hasta está dispuesto a apoyar proyectos de partidos políticos dentro de la lógica de la partidocracia.
La balcanización, históricamente hablando, ha tenido sus frutos. Tanto en la práctica concreta como en las mentalidades.
Mauricio José Chaulón Vélez

Historiador, antropólogo social, pensador crítico, comunista de pura cepa y caminante en la cultura popular.
2 Commentarios
Muy interesante en educación vivimos constantemente con indicios de provocar una balcanización en nuestro país impulsada por grupos mayas culturalistas que fomentan el odio a todo lo ladino o mestizo aunque hablan de multiculturalidad e interculturalidad, pero en fondo son más neoliberales que los egresados de la universidad Marroquín.
Interesante artículo Mauricio. Saludos. Yo era muy amigo del finado Jorge Luis Ramírez
y en una ocasión tuve el gusto de compartir con vos y otros amigos de aquel. Abrazo!
Dejar un comentario