Carlos Castro Furlán | Política y sociedad / PERSIGUIENDO EL HORIZONTE
Ayer tuve un tuve un sueño que poco duro, como era muy bueno, pasó…
“La Patria, aunque pequeña sea, uno grande la sueña”. José Martí.
¿Quién de mis compañeros sesentones no recuerda esta bella canción del grupo español “Los Pasos”, un himno de protesta y rebeldía en los ya lejanos años 1960s del siglo pasado?
Esta canción se inspiró en el discurso “I have a dream” (“Yo tuve un sueño”) que Martin Luther King pronunció frente al Capitolio en Washington, en 1963, para protestar en contra de la violación de los derechos de los negros en Estados Unidos y reclamar el estatus de igualdad para ellos.
Eran los años del gobierno corrupto del General Miguel Ydígoras Fuentes y del Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre, en donde los cadetes honestos de la Escuela Politécnica se rebelaron ante tanta corruptela, y decidieron encabezar una insurrección en contra del latrocinio y la entrega de la soberanía nacional.
También eran los tiempos de la organización Frente de Unidad Estudiantil Guatemalteco Organizado (FUEGO) y de la propuesta de la segunda candidatura para Presidente de Juan José Arévalo Bermejo.
El alto mando militar dio un golpe de estado deponiendo a Ydígoras Fuentes y poniendo en su lugar al coronel Peralta Azurdía, como una medida para aplacar al movimiento popular y evitar las elecciones que presagiaban que serían ganadas por el ex-presidente Arévalo Bermejo.
El movimiento popular protagonizó una serie de manifestaciones y levantó barricadas en los barrios “El Gallito” y “La Limonada”. Durante 15 días lograron mantener viva la llama de la rebelión y, guardando las diferencias, se convirtieron en nuestra rememoración del movimiento de la “Comuna de París”.
Desde esos lejanos años de 1962, y a mis escasos 8 años, logré comprender que los gobiernos de corruptos y militares (que para el caso son sinónimos), la única propuesta que toman en cuenta y aceptan, es la de la organización popular que les contrapone una alternativa de poder.
La situación de la Guatemala de esos años del ya lejano siglo pasado, poco difiere de la actualidad ya que, a pesar de los avances tecnológicos, de los procesos de desarrollo económico-social y los descubrimientos de la ciencia, los índices de pobreza, la desigualdad, la mortalidad y morbilidad infantil, la falta de vivienda digna para la mayoría de la población, la injusta distribución de la tierra y de la riqueza y la desnutrición crónica, siguen siendo aún mayores que en esos años.
Y si hablamos de corrupción y mala gestión gubernamental, bien podemos decir sin lugar a equivocaciones que los gobernantes actuales han superado en todas esas “malas artes” a todos los gobernantes anteriores. No solo en su afán de enriquecerse a través del saqueo del erario nacional, sino que también en cinismo, incapacidad y torpeza.
Jimmy Morales tuvo la oportunidad de reformar el Estado y construir una nueva patria. Pero tomó el camino que le trazaron sus asesores de la “Juntita Militar” y su “gurú” principal el general Bustamante, para seguir gozando de los privilegios que han usufructuado por más de 50 años y así seguir acumulando riquezas a través del latrocinio de las instituciones del Estado y de recursos que le pertenecen a todo el pueblo y que deberían de ser invertidos en proyectos de salud, de educación y de bienestar social.
Si hacemos una evaluación de las carteras de educación y salud podemos ver que son dos rubros que han sido descuidados por todos los gobiernos y más por parte del gobierno de Jimmy Morales quien les redujo presupuesto para aumentar el presupuesto del Ministerio de Defensa.
Los dos pilares básicos del país están casi al borde del colapso en Guatemala y de allí podemos inferir que el escaso desarrollo de nuestra nación se debe al hecho de que no tenemos el suficiente recurso humano educado para que guie el desarrollo nacional. Si a esto aunamos la voracidad de la clase capitalista de Guatemala que paga salarios de miseria y no crea mecanismos de seguridad social que se ocupen de la salud de sus trabajadores, lo que tenemos como resultado es una fuerza de trabajo depauperada.
Al Ministerio de la Defensa le aumentaron el presupuesto de 2,200 millones a 2,600 millones de quetzales, y ya sabemos que estos recursos solo servirán para sacar del anonimato financiero a muchos generales o para otorgarle “bonos militares” a Jimmy Morales para que pague los gastos del juicio de su hermano e hijo acusados por sustraer ilícitamente recursos del Registro de la Propiedad.
El ejército de Guatemala ya no tiene razón de existir y debería de ser abolido y sustituido por una Guardia Nacional Civil y ese presupuesto de 2,600 millones podría ser utilizado en proyectos de educación, salud, infraestructura y vivienda.
Yo sé que saldrán los apologistas de la institución castrense diciendo que el “glorioso” ejército de Guatemala ha sido garante de la soberanía nacional, cuando lo que han sido es nada más ni menos que asesinos de poblaciones civiles, exterminadores de comunidades indígenas, secuestradores de niños, hombres y mujeres y saqueadores del erario nacional.
Tomemos como ejemplo a Costa Rica: es posible construir un Estado sin fuerzas armadas.
Costa Rica tiene sus propios problemas sociales, pero si hacemos una comparación con Guatemala y nos referimos a sus índices de desarrollo humano, veremos que Costa Rica es una sociedad que supera en muchos aspectos a la sociedad guatemalteca en cuanto a los niveles de bienestar colectivo y sobre todo en los indicadores de educación y salud.
Si queremos transformar y cambiar este injusto sistema socioeconómico y político que impera en Guate-Maya, hay que seguir organizando el proceso de Asamblea Popular, Multicultural y Plurilingüe para poder construir una nueva patria y desde ya hay que impulsar la formación de una organización política que pueda presentar una alternativa popular para las elecciones del 2019.
Imágenes tomadas de Wikipedia.
Carlos Castro Furlán

Ciudadano de Guatemala y del mundo. Sociólogo, economista, internacionalista y libre pensador. Exprofesor de la Universidad de San Carlos. Amante de la música, de los libros y de todo lo bueno. Mi pasión han sido el futbol, la carrera de larga distancia (maratón), los libros, las revoluciones y los procesos sociales en donde la organización popular ejerce cambios en favor de las mayorías.
Un Commentario
Estoy totalmente de acuerdo. Ahora bien ¿Por que no somos capaces en general de comenzar un movimiento trastocador de la situación?
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