-Gabriela Carrera / FÍJESE USTED–
No lea poetas, señorita. Esas mujeres meten ideas que no valen la pena que den vueltas en la cabeza, no vaya a ser que la pongan a pensar que puede hacer cosas que realmente no la dejan hacer. No busque ojear libros de esas intelectuales que andan pregonando que la determinación por la autonomía es el camino para ser una misma. No les crea, va a sufrir.
Dicen que se les va la vida escribiendo, y no lo dicen metafóricamente. Imagínese usted sola, sentada en un escritorio, atormentada a media noche, sin querer salir de unas cuatro paredes que la ahogan. No veo que haya algo bueno en estar observando y queriendo explicarse todo lo que pasa adentro para que otros la lean. Nada bueno ha de traer ventilarse así ante todos. Escribir ni leer son oficio de mujer, menos para usted que tiene que abrirse generosamente al mundo que la rodea: darse a los demás, regalar su tiempo, estar atenta a lo que se necesite y estar dispuesta a servir. Además, usted de poesía no sabe nada; aprenda mejor a cocinar, a lavar bien la ropa y a sobrevivir a los precios del supermercado.
Eso hacen las mujeres que escriben: crean mundos nuevos. Abren puertas: eso hacen las mujeres que las leen. Y en ese venir de historias nos encontramos otras tantas mujeres. Me imagino a Idea Vilariño escribiendo, escribiendo arduamente, como queriendo entender el mundo. Cuando termina preguntando un “dónde estás”, me hace sonreír y me hace pensar en mí en medio de las coyunturas políticas de este país. Respiro, vaya si respiro. “En general, rehuyo los espejos”, las amigas en pequeñas dosis, y como Rosario Castellanos me doy permiso para que me enseñen de música y yo haga que abramos un par de libros como las ventanas, de par en par. Y ojalá que ame con toda mi fuerza para encontrarme a mí en lo profundo de un sentimiento que comparto con vos. Así como Simone con un Jean Paul.
No, vuelvo a decírselo, no lea. Usted es una señorita de bien. No se amargue con las soledades de otras, voltee la mirada de las palabras que le dicen que hay otras que como usted buscan vivir intensa y profundamente. No permita que le contagien las ganas de leer, de escribir, de imaginar sus propios mundos, de explicarse sus propias experiencias. No, no lo haga. Cierre el libro, desconozca –como la historia misma –, a las mujeres que escriben y que se rebelan. La rebeldía es peligrosa, sobre todo la que inicia con la palabra.
Imagen: Simone de Beauvoir, tomada de brainpickings.org.
Gabriela Carrera

Creo firmemente que la política y el poder son realidades diarias de todos y todas. Por eso escogí la Ciencia Política para acercarme a entender el mundo. Intento no desesperanzarme, por lo que echo mano de otros recursos de observación como los libros y las salas de cine. Me emocionan los proyectos colectivos que dejan ver lo mejor de las personas y donde el interés es construir mundos más humanos.
0 Commentarios
Dejar un comentario