-Francisco Cabrera Romero / CASETA DE VIGÍA–
El cambio de la Formación Inicial Docente (FID), establecido en 2012 y plagado de errores, no resolverá los problemas sustantivos que se propuso resolver.
Para tener buenos resultados se precisa de una nueva reforma que corrija todo aquello que quedó mal formulado o que no fue previsto.
Una reforma sustantiva impone de un cambio radical en la forma de pensar y administrar la formación de docentes y su posterior desenvolvimiento en las aulas. Esto significa abandonar las ideas limitadas que han regido el proceso por mucho tiempo y atreverse a construir un escenario diferente.
Cuatro cambios esenciales que una reforma de la FID no puede desconocer:
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Cambio de paradigma. ¿Cómo es el docente que nos imaginamos? Hasta ahora todo parece indicar que quienes han tomado las decisiones al respecto solo pueden pensar en un docente muy parecido al actual: que sabe poco sobre pocas cosas, pero que cumpla los 180 días de clases. Un docente tipo maestro 100 puntos, con una dosis de entusiasmo, pero nada más.
Hay que dar un salto y pensar un sujeto con las capacidades necesarias para ser docente. Lo extraordinario es para otro momento. No se puede pedir tanto de una vez. Pero un docente, para ser tal, requiere al menos tener cinco dominios:
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Dominar el proceso del aprendizaje. Es decir, la psicopedagogía del aprendizaje. Saber cómo aprenden los seres humanos y qué factores inciden. Reconocer el valor estratégico de la mediación que el docente hace entre el estudiante, el contexto y la materia de estudio. Si se va seguir creyendo en el constructivismo, o en una adaptación de este, o se combina con otra teoría, está bien. Lo importante es tomar una teoría como base y darle una contextualización práctica. Después de todo, está visto que la teoría que se elija no es tan importante como la forma en que se lleve a la práctica. Esto supone comprender porqué tantas actividades tradicionales son comunes en las aulas hasta el día de hoy, incluyendo aquellas que están a cargo de quienes han logrado colgar en la sala de su casa un título de alguna universidad. No se puede pensar un médico que no sepa hacer una cirugía. Pero nuestros expertos se conforman con docentes que no saben cómo se enseña a leer.
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Dominar el currículo del nivel correspondiente con el que va a trabajar. Esto es comprender su composición, identificar sus errores y vacíos y dominar los aspectos temáticos generales de las distintas áreas que lo conforman. No se requiere que un docente sepa todo, pero sí que tenga conocimientos básicos que le permitan comprender, interpretar y contextualizar aquello que tendrá que enseñar cuando esté en el aula. Claramente, eso no se consigue con la atomización de cursos superficiales que actualmente se ofrecen en el bachillerato como en la universidad. Apenas llegan a introducción de la introducción. ¡Menos mal que no son escuelas de vuelo que forman pilotos!
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Dominar una amplia base de conocimientos de cultura general. Mucho de lo que un docente enseña y debe enseñar no está escrito en ningún currículo. Está determinado por circunstancias específicas que suceden de forma muy diferente con cada grupo de estudiantes. Por ejemplo, convertir un aprendizaje en “significativo” depende más de lo que el docente pueda hacer a partir de sus conocimientos y habilidades, que de lo que mande un currículo o un libro de texto. La capacidad de incidencia en la vida de los estudiantes está marcada más por este aspecto que por el mero cumplimiento de formalidades. Aquí es donde se tiene o no, capacidad de atender las individualidades y los intereses que nadie puede prever. Enseñar las guerras púnicas puede ser tan irrelevante que aburra, o de forma tan amena, e interpretativa de la naturaleza humana, como sea el conocimiento o la ignorancia del docente. De él depende en buena medida que el conocimiento más alejado de la realidad inmediata se convierta en un aprendizaje para toda la vida.
Para el gusto de mis lectores ¿cuántos libros debería haber leído un docente en formación, antes de recibir el título que lo acredita para enseñar a otros? ¿Cuántos cree que leen actualmente?
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Dominar el idioma y el marco cultural de los estudiantes con los que va a trabajar. No se puede ser docente bilingüe de un idioma si solo se “medio entiende”. ¿Qué es exactamente un docente de primaria “intercultural”?
Quien trabaja en una zona de contexto cultural ixil y cuya población habla ese idioma, debe comprender, hablar, leer y escribir muy bien en ixil. Y saber enseñar el segundo idioma en un proceso no violento, siguiendo la teoría del aprendizaje. Hasta llegar al bilingüismo, para lo cual se precisa de una ruta que, a lo largo de los seis años de la primaria, permita tal objetivo.
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Dominar la formación del ejercicio ciudadano. Los sistemas educativos se inventaron para formar a las nuevas generaciones que preservarán las sociedades. Es decir que se espera que mediante la educación las personas aprendan a vivir en sociedad.
En nuestros tiempos, y gracias a los avances que con mucha sangre ha pagado la humanidad, esto se conoce como formación para la ciudadanía. Que incluye el conocimiento y ejercicio de derechos y deberes.
Esto se debe formar en el sistema educativo. Saber vivir, convivir con los demás y con el medio. Ser ciudadano y no solo consumidor. Respetar las diferencias, apreciar la diversidad, la libertad, la democracia, en fin. Vivir de forma humana.
Claro que hay más cosas. ¡Muchas más! Pero estos cinco dominios están en la base, constituyen lo imprescindible. Porque nuestro punto de partida está muy debajo de lo que quisiéramos. Pero acepto que se puedan nombrar otros dominios.
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Planificación a largo plazo. Para hacer esto se requiere de un plan que prevea las necesidades de docentes para al menos diez años. A partir de proyecciones de la matrícula se debe poder aproximar cuántos docentes de cada nivel y cada tipo pueden ser necesarios: cuántos para primaria en la región q’eqchi, cuántos para secundaria, cuántos en el área castellanohablante, etcétera.
Esta información sirve para determinar el proceso de selección de aspirantes a futuros docentes. La selección no es buena cuando sucede como ahora (los que puedan ser financiados por sus padres para ir a la universidad). De esa forma siempre tendremos más de los que necesitamos de un tipo y menos de otros.
Hay que contemplar los que se necesitan por crecimiento de la matrícula, los que cubren los retiros voluntarios y los que el sistema debe retirar por distintas razones, entre ellas, la violencia contra los estudiantes.
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Procesos diferenciados de formación para llegar a puntos comunes. Un currículo común no implica que todos los aspirantes a docentes salgan con capacidades iguales. El primer reconocimiento de la realidad es que quienes ingresan a la carrera (a los 15 o 16 años) tienen puntos de partida muy diferentes. Se requieren procesos diferentes para formarlos y llegar al final cumpliendo los mínimos esperados.
La formación de nuevos docentes debe ser una actividad de tiempo completo (acabar con las modalidades de cuatro o cinco horas diarias). Y dudo que el proceso se pueda hacer en un período menor de seis años de estudio.
La estructura de los ciclos de estudio es lo de menos. Se lo dejo a los expertos que han peleado tanto porque sea en la universidad y no en otro lado. Pero una mente abierta bien podría considerar dos ciclos de tres años cada uno. Eso no es lo importante.
Lo que sí importa es que quienes se hagan cargo de formar docentes deben estar previamente formados y capacitados por lo mejor que se pueda encontrar en el país, apuntalados con perfiles destacados de la región. Es decir, una formación en el más alto nivel posible para quienes van a formar a los nuevos docentes.
Es necesario considerar la opción de internados para aquellas zonas en las que, por razones de distancia u otra, sea imposible que los estudiantes se movilicen frecuentemente. Esto impone una distribución estratégica en el territorio nacional (no se puede hacer un instituto que forme docentes en cada barrio, no tenemos tantos buenos formadores de formadores para eso).
Quienes consigan ingresar a instituciones públicas para formarse como docentes, deben contar con una beca o ayuda económica que haga viable su dedicación a los estudios. De otra forma, los únicos que podrán ser docentes serán los de clase media alta, que por cierto sufren alergias cuando les toca ir al campo.
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Sistema de evaluación y mejora. Los programas de formación docente deben ser evaluados al menos cada cinco años. Renovados, mejorados y enriquecidos.
Cada evaluación ha de terminar con un plan de mejora. Se afinan los procesos y se corrigen los programas.
Finalmente, la certeza que nadie quiere: la única forma de tener mejores docentes es invirtiendo más. Cuando escucho a los expertos decir que en Finlandia la formación es de tal o cual manera, o en los países desarrollados se hace de esta forma. Para empezar sé que casi siempre son imprecisiones falaces, hasta una suerte demagogia. Pero si hay algo que sabemos con certeza es que los países que tiene mejor educación invierten de forma consecuente.
Imagen tomada de Trabajitos.
Francisco Cabrera Romero

Educador y consultor. Comprometido con la educación como práctica de la libertad, los derechos humanos y los procesos transformadores. Aprendiente constante de las ideas de Paulo Freire y de la educación crítica. Me entusiasman Nietszche y Marx. No por perfectos, sino por provocadores de ideas.
2 Commentarios
Gracias Esteban por los comentarios. Coincido en lo indicado, especialmente en la parte que habla sobre la interferencia de algunos diputados. Lamentable!
Saludos.
Felicito a Francisco Cabrera por escribir estas ideas y gracias por compartirlas. La preocupación por mejorar la educación en todos sus niveles es una idea sana para salir del estancamiento en que hemos estado como país. llevamos 20 años discutir o de intentar transformar el sistema educativo nacional, SEN- pero algunos actores del mismo buscan imponer sus ideas para seguir en los mismo. Pero vale seguir insistiendo con ideas como las que comparte Francisco. Mucha gente tiene sed de trabajo pero pocos tienen interés en transformar el SEN o por lo menos que llenen el perfil con base en los puntos que fueron abordados por Francisco. Ejemplo lo que está ocurriendo con las plazas para impulsar el Sistema Nacional de Acompañamiento Técnico Pedagógico Educativo, SINAE donde algunos aspirantes a esas plazas que no llenaban los requisitos buscan entrar a la fuerza acudiendo a diputados del Congreso de la República y retorcer el brazo de las autoridades del más alto nivel del Ministerio de Educación. Aunque no llenen el perfil deseado para atender a la población educativa según su contexto pero como hay favores políticos que cobrar no les importa llenar el perfil y lo que les interesa es ocupar la plaza. El otro fantasma que ronda en la ciudad de Guatemala es el miedo a denunciar ese tipo de actitudes, así como la interferencia de los diputados en el Poder Ejecutivo del Estado de Guatemala y ante ello esos mal llamados padres de la patria se creen los dueños del poder de decisión. Adelante compañero francisco !!!!!
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