Archivos para no olvidar

Carlos Juárez | Política y sociedad / CLANDESTINO Y ARTESANAL

El 9 de junio se conmemora el Día Internacional de los Archivos, una fecha poco conocida, con nulo marketing y mucho menos difusión. Este es un evento que pasa desapercibido en el país, quizá reflejo de cuanto apreciamos nuestro patrimonio documental y cultural, y peor aún, de lo que apreciamos a las personas que cuidan o trabajan en ambas ramas.

Ese día no vimos vallas publicitarias, ni siquiera los clásicos llamados al consumo disfrazados de conmemoración que abundan en mayo y junio en honor a los progenitores.

De los oficios y profesiones más castigados por el constante ejercicio del olvido en Guatemala, no hay como el de los archivistas. Probablemente estamos lejos de reconocer el aporte que ellas y ellos hacen a nuestra vida, su vocación permite que algunos de nuestros más preciados valores se conserven. Qué sería de nuestra identidad, de nuestros registros académicos o laborales si no existiera detrás de ellos la labor minuciosa de una o un archivista.

Derechos como el de acceso a la justicia, y a la información pública, la libertad de expresión y muchos otros más estarían limitados de no ser por la existencia de los archivos públicos y los archivistas que ponen su empeño en ellos.

Para nuestro país, los últimos esfuerzos de archivo han contado con el apoyo de la cooperación internacional, de no ser así, gran cantidad de recursos documentales valiosos serían ya solo una historia. Estas entidades le han apostado al rescate de los tesoros archivísticos no solo de Guatemala sino en la región, en su seno se ha promovido la conmemoración del Día Internacional de los Archivos. Este año, por ejemplo, se estableció en un concurso público el hashtag a usar para la ocasión: #ArchivosParaNoOlvidar

Y es que en realidad los archivos nos permiten conocer nuestros orígenes, nuestras formas de relacionarnos y el desarrollo de nuestras relaciones sociales, los archivos son testigos fieles de los actos más importantes de la vida. La inscripción de una hija o hijo, el matrimonio, los títulos profesionales, los contratos de trabajo y una gran lista de eventos alrededor nuestro pueden perdurar en el tiempo gracias a los archivistas. Por eso el llamado a no olvidar.

A pesar de que en este espacio se ha prohibido inspirar negatividad, es inevitable la frustración, por ejemplo, de haber ingresado como país al programa Memoria del Mundo de la UNESCO y que el Ministerio de Cultura no emprendiera ni siquiera una campaña para exaltar ese logro en 2016. Logramos ingresar a ese programa por el aporte que los Acuerdos de Paz y los códices mayas dan a la riqueza cultural y documental del mundo, nada más y nada menos.

No obstante, debemos inspirarnos en aquellas personas cuya vocación y aprecio al patrimonio documental del país motiva a realizar ejercicios sanos de recuperación archivística. Ojalá en Guatemala cada día se impulsen mayores esfuerzos en la materia, se valore la profesión del archivista y se difundan trabajos académicos al respecto.

Por otro lado, es imperativo motivar a las jóvenes generaciones a interesarse por estos esfuerzos, conocer y escarbar el pasado es un ejercicio que da identidad a nuestro existir, nos permite entender lo que fuimos y definir lo que seremos como nación.

Para los amigos archivistas, una felicitación enorme en este día y toda mi admiración por su trabajo, son ustedes los más grandes rivales del olvido.


Carlos Juárez

Estudiante de leyes, aprendiz de ciudadano, enamorado de Guatemala y los derechos humanos, fanático del diálogo que busca la memoria de un país con amnesia.

Clandestino y artesanal

3 Commentarios

Adriana 21/01/2020

Lindo articulo gracias !!

Cristian Ixcot 20/06/2018

Luchemos para no olvidar!!!

    Carlos Juárez 23/06/2018

    Luchemos Cristián!

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