Aquí siempre es de noche, de Byron Quiñónez

-gAZeta | RESEÑAS

El detective Abel Rosanegra resuelve el caso de una guapa joven, que en cierto momento casi se vuelve parte de su vida, asesinada por una banda de actores y productores de películas pornográficas baratas. Logra que se haga justicia a través de un triplete que incluye manos criminales, los deudos de la chica y la intervención oportuna de la casualidad o del Universo.

«Era muy temprano para que las moscas depositaran larvas y echaran a perder la carne de la joven que yacía boca abajo en aquel bosquecillo, más desnuda que el día en que nació y tan muerta como el buen gusto». Esta primera oración fija el estándar de la prosa del resto de la novela. «Un arco iris de tonos verdes, invocado por las recientes lluvias, enmarcaba la palidez de su piel y destacaba la belleza del cadáver. Su cabellera en desorden se derramaba sobre sus hombros, cubría su rostro y serpenteaba sobre la hierba». La escritura es elegante, precisa, sarcástica.

El narrador es el mismo autor. Su voz es segura, sin pretensiones, inequívoca. Nunca se mete a informar, opinar o predicar más allá de lo que resulta creíble y razonable, dentro del contexto de la novela y los personajes. Sólo charlea cuando utiliza frases parentéticas, innecesarias.

La historia es lineal, con un par de sueños tétricos intercalados, que no distraen del flujo narrativo, sino que contribuyen a reforzar el ambiente sórdido en el que se mueve el detective y su equipo policíaco. Como buena novela corta, prescinde de la descripción de un «estado normal de cosas» y salta directo al asesinato de la joven. Tampoco hay un período de ajuste luego del desenlace; el detective resuelve el caso, se hace justicia y fin de la historia.
Símiles: «… se incorporó con toda la parsimonia que pudo, como si la semilla de aquella muerte necesitara germinar en el lodazal de su conciencia». Otro: «Era un viejo enorme, como esos cocodrilos que nunca dejan de crecer y desayunan cebras en la orilla del Nilo». Uno memorable: «La expresión de Rosanegra cambió como si pasara del jazz de salón al death metal». No utiliza metáforas.

Lo que sí hay son carretadas de humor negro, como cuando, en una pesadilla del detective Rosanegra, un oso monstruoso aspira Lup-66. También cuando la policía hace una redada en una venta de drogas. Un ejemplo: «Vaya que algunos eligen la literatura y no se dedican al crimen, porque si no … já». También cuando Rosanegra le informa a un exnovio acerca de la chica asesinada. «El escritor le miró con una expresión que podía ser de incredulidad o íntimo regocijo. Con la gente de letras nunca se sabe». Cuando Rosanegra discute con un ladrón que lo acusa de tenerlo todo, le dice: «Yo también nací comiendo mierda como vos pero no me gustaba el sabor».

El lenguaje del narrador es castellano estándar: «Una mariposa de alas tornasoladas permaneció más tiempo del necesario sobre el cadáver y su distracción fue aprovechada por el ave negra, que se lanzó desde la rama y la engulló de un picotazo». Cuando hablan los personajes es guatemalteco, urbano y callejero: «– No me vengás con huecadas ni te la querrás llevar de víctima, no te luce…».

Además de Rosanegra, otros personajes principales incluyen a su alero Monterroso, drogadicto y putañero; Zepeda, el cínico encargado de la morgue; Juan de Dios, el sicario. Hay varios otros, pero sus apariciones son fugaces. Aparte de la muerta, ningún personaje femenino juega un papel protagónico.

Los representantes de la ley son equívocos en su comportamiento personal, pero justicieros en su desenvolvimiento profesional. Monterroso seduce menores y jala crack, pero apoya a Rosanegra en su búsqueda de justicia. El sicario Juan de Dios «Tampoco es un matoncito cualquiera: su mero mosh es eliminar violadores, satanistas y delincuentes religiosos». Rosanegra quisiera que las cosas fueran mejores: «Guatemala está hecha mierda por gente como vos – gruñó … mientras conducía [con el delincuente] por la 12 avenida y cruzaba en la 16 calle, rumbo a la zona 3».

Se podría hablar largo sobre esta corta obra. El recurso utilizado para el descubrimiento de los culpables, por ejemplo, es original y pertinente. La forma en que los criminales reciben su castigo también. El uso de los sueños es oportuno. Se detecta la gran simpatía del narrador hacia la costa garífuna de Guatemala. Ganó el III Premio de Novela Corta Luis de Lión.

Por Eduardo Villagrán


Este libro fue publicado en Guatemala, por Magna Terra en 2009.

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