-Manuel Fernández-Molina / APUNTES DE AYER Y HOY–
El 13 de noviembre es el quincuagésimo séptimo aniversario de un alzamiento militar originado en el cuartel general Matamoros de la ciudad de Guatemala y que se extendió a las bases de Zacapa y Puerto Barrios. Podría haber sido un levantamiento castrense más en la historia de Guatemala, que tiene varios en su haber; otro más. Sin embargo, esta rebelión tuvo trascendencia, aunque fracasó en la logística inicial o, quizás tuvo presencia durante varios decenios precisamente porque aquel domingo 13 de noviembre no tuvo el éxito que los dirigentes esperaban.
Veamos las cosas. Desde que el presidente Miguel Ydígoras Fuentes aceptó entrenar en suelo guatemalteco a cubanos anticastristas, organizados y financiados por Estados Unidos, con el objetivo de invadir Cuba y derrocar al Gobierno, desde entonces -repito- se generó bastante malestar dentro del Ejército de Guatemala. Los más descontentos eran los oficiales jóvenes, menores de 30 años. El objetivo principal del levantamiento era expulsar de Guatemala a los cubanos anticastristas y cortar la colaboración con la CIA para invadir Cuba.
La planificación del alzamiento tomó algunos meses y había dos planes o dos opciones. Si la rebelión era exitosa en todas o casi todas las unidades militares, pues la cosa estaba hecha. Si el levantamiento no se extendía a toda la República, los alzados se harían fuertes en los departamentos de Zacapa e Izabal. Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre si la fecha de la rebelión tuvo que ser adelantada, o si el domingo 13 de noviembre había sido elegido desde semanas atrás. En cualquier caso, a eso de las nueve de la noche del sábado 12 los oficiales comprometidos en la rebelión dieron muerte al jefe de Matamoros y se adueñaron del cuartel. Al darse cuenta de que no había sucedido ningún alzamiento en otras unidades, enfilaron a Zacapa. Entraron a a la base militar de esa ciudad sin disparar y optaron por continuar a Puerto Barrios, pues evaluaron que Zacapa no era defendible.
Ya en Puerto Barrios trataron de establecer un Gobierno provisional. El periodista Ramón Blanco Castañeda se hallaba en esa ciudad, y dio cuenta en su periódico El Imparcial de la sorpresa de los porteños al escuchar por la radio local que allí se había establecido el Comando Revolucionario del Atlántico -CRA- y que la “Guatemala liberada” sería gobernada por un triunvirato compuesto por los militares Rafael Sesam Pereira y Arturo Chur del Cid y por el abogado Mario Chávez (un exdirigente estudiantil). Algunos periódicos estadounidenses recogieron la versión de la redioemisora y dieron la noticia de la constitución de dicho triunvirato.
Cabe señalar que en la historia del movimiento insurgente de Guatemala nunca se menciona el gobierno provisional establecido en Puerto Barrios, ni se hace alusión al CRA. En lo personal, interpreto esta omisión por la sencilla razón de que los oficiales que crearon el llamado Comando Revolucionario del Atlántico no fueron quienes continuaron la lucha a través de la guerrilla, que fue la parte de la rebelión que tuvo trascendencia histórica. El tal CRA fue algo que duró unos cuatro días y solo tiene importancia para aquel académico que quiera estudiar los cambios en la estructura de mando de los alzados. Las columnas de Ramón Blanco son una de las muy pocas fuentes para conocer aquel breve lapso del levantamiento militar de noviembre de 1960.
¿Pero cómo continuó el asunto? Ante la superioridad numérica y en armamento que tenía el gobierno ydigorista, los alzados buscaron amparo en la vecina Honduras. Desde allí entraron en contacto con diversos actores políticos, tanto de izquierda como de derecha. En Tegucigalpa y San Pedro Sula fueron contactados por agentes de La Habana, y supieron que Fidel Castro les ofrecía apoyo en armas y en logística. Algunos de los oficiales no aceptaron esta coyuntura y se distanciaron del movimiento; otros, en cambio, aprobaron dicha ayuda.
Hubo meses sin acción alguna, pero en junio de 1961 el jefe de la policía ydigorista mató en Guatemala a uno de los principales líderes de la rebelión, el oficial de ingenieros Alejandro de León Aragón (que, clandestinamente, había llegado a conocer a su hijo recién nacido). La guerrilla respondió matando al jefe policial. Alea iacta est. ¡La suerte estaba echada!, y una larga guerra de baja intensidad estaba comenzado.
Manuel Fernández-Molina

Profesor retirado de Historia, interesado en la europea, especialmente española. Actualmente docente de Historia Global en el Colegio Humanístico Costarricense, campus Coto.
Un Commentario
Al fin logre tu hubicacion – el ultimo saber de vos fue x telefono cuando me hablaste del Dx que el Psiquiatra le habia dado a S. M.
Nosotros nos movimos de Kentuky y desde hace un anio vivimos en Chicago
Contadnos de tu ser y praxis
Muchos Saludos.
Fernando
bendfeldtf@ gmail. com
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