-Carlos Enrique Fuentes Sánchez / EL EDUCADOR–
Se ha iniciado el nuevo año. El 2018 trae 365 nuevos días, vírgenes, llenos de vida, de alegría, de felicidad. Sin embargo, la mayoría de humanos nos encargaremos, o algunos particularmente se encargarán, de destruir esos días llenos de felicidad y de convertirlos en nuevos días de infelicidad, de desdicha, de temor, de enojo, de ira, de heridos, de asesinatos, de llanto, de indignación, de incertidumbre y de decepción.
Quisiera uno comenzar con un mensaje más alentador, pero la vida en Guatemala no da para más. Problemas económicos, aumento de pobreza y pobreza extrema, salarios de hambre para los campesinos, explotación, trabajo infantil, desigualdad en salarios, aumento en el coste de la canasta básica alimentaria y general, etcétera. A eso hay que agregarle los problemas políticos generados por un Ejecutivo que no toma dirección, con un presidente cumple lo que sus titiriteros lo obligan y ejecuta lo malo que sus “asesores” le dicen que haga. Algunos ministros incapaces y con indicios de corrupción y funcionarios también incapaces en múltiples dependencias. También los problemas en el Legislativo, donde se mantienen los 115 firmantes del pacto por la corrupción y la impunidad, quince procesados, muchos otros que hacen nada de nada y unos pocos interesados en alcanzar poder y mantenerse dentro del Congreso en la próxima legislatura. Una escasa producción de leyes y de ellas, la mayoría sin mayor beneficio para la población pero sí para la oligarquía.
¡Y qué hablar del Judicial! En él continuarán aquellos magistrados, jueces y abogados, que en pasado reciente han optado por defender lo ilegal, lo injusto y lo perjudicial para el pueblo, a pesar de los esfuerzos de la fiscal general y la Cicig en general. Nuevos grupos sociales, light, campesinos y oligarcas, convertidos en partidos políticos que no llegan a tener el número de afiliados necesarios para triunfar en las próximas elecciones y andan, vergonzosamente, viendo cómo logran el apoyo del magisterio organizado. Pueblos indígenas engañados por políticos tradicionales que les ofrecen llevarlos al poder y que al ganar solo les dan puestos sin importancia; militares y policías provocando inseguridad para asegurar su permanencia en el esquema social, narcos cooptando puestos, etcétera.
2018, el nuevo año que es preelectoral y que ya evidencia el interés de los Giamatei, los Xicola, los Fuentes, los Torres, los Conde, por alcanzar puestos en el Ejecutivo o en el Legislativo, sin entender que será la oligarquía nacional e internacional la que decidirá quienes ocuparán dichos puestos, como ocurrió en Honduras. Militantes de la antigua izquierda haciéndoles planes de Gobierno a precandidatos de la oligarquía, de la derecha, etcétera.
Los medios de comunicación y las redes «zoociales» comienzan ya a enviar, directa o indirectamente, mensajes de candidatos a presidente, diputados y alcaldes, atacando y denigrando a todo aquel líder o persona que pueda representar obstáculo para la candidatura de los «favoritos».
Lo anterior permanece y seguirá repercutiendo en la vida de todos los guatemaltecos, dentro o fuera de Guatemala y no se vislumbran posibilidades de cambio. Los candidatos salen a la palestra con las mismas artimañas pasadas o con otras nuevas inventadas para adaptarse a las reformas electorales que no satisfacen a nadie. El G-8 seguirá gobernando y el narcotráfico cooptando puestos en los tres organismos y las instituciones de los mismos.
Y continúan la violencia de todo tipo: estatal, común, familiar, política, social; robos, hurtos, extorsiones, heridos, asesinatos. El Estado sin respuesta a los derechos humanos de salud y educación, que siguen en crisis: hospitales sin medicina, hambruna, el sida avanzando, el sistema educativo sin presupuesto suficiente; educación sin calidad ni pertinencia, autoridades sin autoridad; corrupción por todos lados, desde altos funcionarios de los tres organismos hasta empleados de baja monta quienes, sordos a los últimos golpes del MP y la Cicig y los cobros de la SAT, aún se atreven a delinquir y mantienen la esperanza de no ser descubiertos.
A pesar de un panorama nacional tan ingrato para el nuevo año, los nuevos días son una invitación para seguir luchando por alcanzar una Guatemala diferente. Los cambios deben darse desde nuestra persona y familia, nuestros vecinos, etcétera. hasta llegar a exigir probidad y transparencia a los más grandes y pequeños funcionarios, a los más cínicos, a los corruptos de siempre. Y, dentro de lo posible: ¡feliz año nuevo!
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
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