América Latina bajo amenaza: el caso Odebrecht y la corrupción multinacional

-Jorge Lara Borges / POLITEIA

La corrupción multinacional se ha convertido en una de las principales amenazas para América Latina. El caso Odebrecht es seguramente la punta del iceberg que demuestra el peligro existente de la relación entre el dinero y la política en el continente.
 
Desde el 2001, la empresa constructora brasileña Odebrecht se convirtió en un gigante internacional que llegó a asegurar, gracias a sobornos y tráficos de influencias, cerca de 100 proyectos en una veintena de países, generando ganancias ilícitas de alrededor de más de $ 3.3 mil millones dólares.
 
El escándalo de corrupción sobre Odebrecht está siendo investigado por tres países: Brasil, Estados Unidos y Suiza. Por esa situación, Marcelo Odebrecht, dueño de la compañía, fue detenido junto con otros ejecutivos en el 2015. A cambio de reducir la sentencia, este empresario y sus cómplices, han decidido destapar toda la trama de corrupción que montaron en varios países con políticos de alto nivel.

Los efectos del tsunami del caso Odebrecht no se han hecho esperar. En Brasil, la expresidenta Dilma Rousseff tuvo que dejar el cargo por el escándalo de Petrobras. Mientras en Colombia, los fiscales están investigando si la campaña del presidente Juan Manuel Santos en el 2014 recibió donaciones indebidas de Odebrecht. En Guatemala, se cuenta una historia similar, el expresidente Álvaro Colom y otros funcionarios de alto nivel están en el punto de mira. En República Dominicana, casi una docena de funcionarios fueron arrestados por sospechas de involucrarse con los 92 millones de dólares en sobornos que Odebrecht pagó allí. En Perú, un juez ordenó la detención del expresidente Alejandro Toledo, quien fue acusado de aceptar millones de la empresa. En México, el expresidente Felipe Calderón y funcionarios de Pemex están siendo investigados. Y así, la situación sigue en otros países de la región. El caso de Odebrecht no solo ha evidenciado la corrupción política al más alto nivel de presidentes y partidos políticos, sino que ha demostrado una nueva cara: su multinacionalidad. 

El caso de corrupción multinacional Odebrecht seguramente no sea el primero que se presenta, ni será el último de esta magnitud en la historia de la región, pero sí uno de los primeros y principales que ponen en relieve el asunto de la amenaza de la corrupción en América Latina. Este malestar se refleja claramente en los índices anuales sobre percepción ciudadana sobre la corrupción que hace Transparencia Internacional.

Desde 1995, la publicación anual del índice de percepción de la corrupción (IPC) mundial rara vez da buenas noticias para América Latina. A excepción de unos pocos países (Uruguay, Chile, Costa Rica), la región se desempeña consistentemente mal. La mayoría de países latinoamericanos aparecen de la mitad para abajo en la tabla de clasificación, a pesar de que desde hace varios años se vienen aprobando leyes y haciendo reformas para tener instituciones políticas y judiciales capaces de enfrentar este fenómeno. Sin embargo, los estudios demuestran el fracaso para abordar eficazmente la corrupción durante casi dos décadas. 

Por ello, es importante valorar la relevancia del caso Odebrecht, el cual no solo demuestra la persistencia de la corrupción en la región, sino su nueva versión: la multinacionalidad. Los efectos de la corrupción política en cada país va más allá de la extracción de recursos públicos para fines personales o de un grupo, sino que amenaza de manera directa los cimientos institucionales democráticos al destruir elementos claves de su estructura, como la legalidad de los procesos electorales, la representatividad de los políticos, el combate a la pobreza y la desigualdad, la confianza ciudadana en la política, el aumento de la criminalidad y de la delincuencia organizada, entre otros muchos aspectos. Pero, sobre todo, la corrupción multinacional es capaz de crear Estados fallidos o híbridos, es decir, países incapaces de gobernar sobre aspectos fundamentales de su espacio territorial o con fachadas democráticas pero con comportamiento autoritario. El mensaje del caso Odebrecht es claro y contundente, América Latina está bajo amenaza, ahora más que nunca, por la corrupción multinacional.


Imagen tomada de static.emol.cl

Jorge Lara Borges

Politólogo e investigador asociado al Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Estocolmo, Suecia. Candidato a doctor en Ciencias Políticas y de la Administración, y Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, España. Maestría en Ciencia Política por la Universidad de Södertörn, Suecia. Diploma de Estudios Avanzados, por la Universidad de Salamanca, España. Investigador invitado en el Instituto Universitario Europeo, Florencia, Italia. Licenciatura en Ciencia Política en la UAM, México. Ha trabajado como asesor parlamentario en las dos cámaras del Poder Legislativo en México. Consultor electoral y de gobiernos locales. Profesor invitado en la Universidad Iberoamericana, México. Fundador y coordinador del primer Observatorio Ciudadano en México. Temas de interés: democracia, transición democrática, gobernabilidad, partidos políticos, financiamiento partidista, corrupción, transparencia, paradiplomacia, modelo nórdicos, entre otros.

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2 Commentarios

Consuelo 19/09/2017

El miedo al cambio o a los cambios justifica el conservadurismo secular señalado en este análisis.

Julio César Santos 18/09/2017

Muy buen análisis que nos da una perspectiva continental del problema y las amenazas dela corrupción.

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