Ahora, el vacío

Jorge Mario Salazar M. | Política y sociedad / PALIMPSESTO

Después de seis meses de polarización y fragmentación mental y social activada por un proceso electoral condicionado por otra polarización aún mayor –la reforma urgente del sistema de justicia, base de la vida republicana y democrática–, de pronto se produce un vacío, al culminar la segunda vuelta electoral con el resultado previsto de un ganador, quien quiera que sea contra Sandra Torres. Su imagen construida durante doce años por los medios de comunicación y las acusaciones sistemáticas que van desde malos usos del erario público durante la administración de Álvaro Colom Caballeros, hasta los gastos no declarados durante la última campaña electoral, pasando por supuestas relaciones con narcotraficantes, hasta haber sido miembro de la guerrilla a través de su relación amorosa con un comandante de la ORPA, influye poderosamente para su rechazo. Los señalamientos de las últimas semanas acerca de su filiación socialista fueron suficientes para destrozarla políticamente.

Esos fueron los números que se manejaron debajo de la mesa desde antes. Los estrategas de la dominación político-ideológica del país construyeron la forma para que el ciudadano medio respondiera a la presión mental de elegir al menos peor, a sentirse salvado del mal con un voto efectuado con los ojos cerrados, la mente cerrada y el corazón cargado de odio, orientados espiritualmente por el ejército de pastores de iglesias y sectas neopentecostales. Para este fin, la persona negativa mejor construida ha sido Sandra Torres, y en el futuro será Thelma Aldana, a quien no le perdonan haberse saltado las trancas tomándose en serio eso de las reformas al sector justicia. Por otra parte, se sabe de las grandes cantidades de dinero que se destinaron a la compra de liderazgos con el fin de neutralizar el voto en las áreas de fortaleza de UNE y al abandono de los diputados y alcaldes electos por este partido.

El fomento del odio, de la irracionalidad, de la misoginia. Despertar el odio latente en nuestra sociedad de guerras inconclusas, de racismos mamados en la cuna (entre ladinos e indígenas por igual); el aprovechamiento de los recursos más bajos para la moral cristiana y la ética política –la mentira, el engaño y la patraña– como cosa normal en las campañas electorales, nos sitúa en el borde de una sociedad esquizoide, una sociedad interdicta mental, incapaz de distinguir entre lo malo y lo bueno, lo deseable y lo indeseable, lo progresivo y lo recesivo, entre lo revolucionario y lo reaccionario. Es una sociedad que está desfasada y, como consecuencia de eso, conforma un Estado fallido.

La agitación social provocada desde el inicio del gobierno de Jimmy Morales, sin una cabeza visible, fue otro de los cálculos desarrollados por el poder real, modelado por los académicos subalternos. Desarrollar una crisis permanente con diferentes puntos de tensión y distensión poco observables debido al papel de los medios de comunicación que simularon disyuntivas entre los pro y antirreformas del sector justicia, los pro y anti Cicig, los pro y antirreformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, los pro y anti Corte de Constitucionalidad, los pro y los anti procurador de derechos humanos. A principios del año, las crisis se trasladan al papel y funciones del TSE y al terror acerca de las decisiones del organismo, desplazando la legitimidad de todo lo actuado por este al resultado de los comicios, influyendo y orientando el voto que ellos esperaban.

Hoy, cinco días después de anunciado el resultado favorable a los poderosos, que según las voces de los expertos incluyen al club de los detenidos en el Mariscal Zavala y en Matamoros, a Dionisio Gutiérrez, los perseguidos por la Cicig, los palmeros, los azucareros y el sector financiero que no se despeina por quien llegue al poder, a las corporaciones transnacionales y, desde luego, los intereses de defensa de EE. UU, a solo cinco días, toda la euforia sobre la ilegitimidad, ilegalidad y fraude electoral parece haberse calmado como si se les hubiera inyectado una dosis de litio intramuscular.

En política no hay milagros. Sobre todo en una sociedad que comprende su relación con el cielo por medio de los peores instintos como el egoísmo y la codicia, y con los peores representantes de la teología de la prosperidad. El camino se llama organización. Pero la ciudadanía no se organiza en partidos políticos porque le han hecho creer únicamente en el pragmatismo, que la política debe dar réditos económicos directos e individuales. Habrá que hacer esa lucha ideológica. Al sorpresivo e intencionado crecimiento de la señora Thelma Cabrera y un partido señalado de ser prohijado por un movimiento que roba energía eléctrica, pronto le encontrarán un sustituto, como lo hicieron con Encuentro por Guatemala, pero su ventaja es que cuenta con una organización amplia y variada, aunque poco politizada. URNG ya culminó su ciclo de posible crecimiento, enquistado en su desconfianza hacia los otros, pero tiene representación en el Congreso. Winaq posiblemente crezca y es una buena opción equilibrada, sobre todo cuando el discurso tradicional de izquierda-derecha, pobre-rico, indio-ladino ha dejado de ser motor de lucha política. Finalmente, el joven Movimiento Semilla podrá crecer mucho luego de su desarrollo disciplinado. Estos cuatro partidos podrán ser el vínculo entre la política y el pueblo. A ver si aprovechan la oportunidad. Pero, mientras tanto, una transición de cinco meses es un vacío en el que cualquier cosa puede pasar.


Imagen principal tomada de RdeMisterio.

Jorge Mario Salazar M.

Analista político con estudios en Psicología, Ciencias Políticas y Comunicación. Teatrista popular. Experiencia de campo de 20 años en proyectos de desarrollo. Temas preferidos análisis político, ciudadanía y derechos sociales, conflictividad social. Busco compartir un espacio de expresión de mis ideas con gente afín.

Palimpsesto

Correo: jomario.salazar@gmail.com

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