-Oscar Prada Zavatti | NARRATIVA–
Así fue que un día el agua se olvidó de ser agua. Ignorando su glorioso pasado, alabado en miles de poemas y canciones, y desdeñando la adoración de culturas y religiones que la utilizaban en sus ritos milenarios, se volvió dañina. Los peces morían ahogados en los mares y ríos, las plantas se secaban cuando la lluvia las rociaba y los animales y las aves sucumbían de sed al beber en los manantiales. El principio de Arquímedes dejó de funcionar y las embarcaciones se hundían en el fondo negro de los océanos donde los cascos se derretían en lugar de oxidarse. Las playas ya no se llenaban de alegres bañistas, ni los muelles de pescadores, ni los puertos de mercadería o de pasajeros esperando ser transportados a través de los mares. ¿Qué extraño maleficio había provocado todo esto? ¿Qué alma resentida era responsable de tantas calamidades? ¿Seríamos capaces de revertir esta situación sin sucumbir en el intento?
Los científicos de todo el mundo se abocaron a resolver el problema, mientras que los políticos discutían y se echaban la culpa mutuamente. Con mucha dificultad se tomaron pruebas del líquido elemento de todos los mares, lagos, ríos, arroyos y charcos del mundo para analizarlos. Los químicos utilizaron sus microscopios más avanzados, sus espectrógrafos más exactos y sus cámaras de rayos alfa, gamma y X más eficaces para ver qué había sucedido con las moléculas H2O. Nada raro se detectó en los análisis preliminares, pero las pruebas en el centro de investigación molecular de CERN mostraron que protuberancias nunca antes vistas se habían introducido entre los átomos de oxígeno y de hidrógeno. Se compararon las pruebas recientes con las extraídas muchos años antes, que se conservaban en estado sólido en unos almacenes subterráneos donde también se guardaban pruebas de tierra, semillas y muestras de tejido de plantas y animales de todo el mundo. ¿Serían aquellas protuberancias las responsables de que el agua ya no se comportase como acostumbraba hacerlo?
Un grupo de científicos concentró su investigación en los nódulos, disecándolos como si fuesen ranas en una clase de biología, aplicando métodos nuevos para separarlos de los átomos a los que estaban adheridos. Las impurezas resultaban fáciles de remover, pero se pegaban rápidamente a otras partículas, como si fueran imanes. Los científicos les dieron un nombre, en inglés por supuesto: Microscopic Units of Gathered Residual Elements (M.U.G.R.E.). Los análisis demostraron que estas «infecciones» eran provocadas por unos agentes externos introducidos por la contaminación ambiental, en combinación con un aumento de la radiación ultravioleta producido por la disminución la capa de ozono. Se hacía inminente elaborar un método para eliminar de forma permanente las partículas nocivas, ya que las reservas de agua potable estaban disminuyendo rápidamente. La solución fue una especie de coagulante, que removía las impurezas y las acumulaba en islas flotantes de aspecto gelatinoso y olor a putrefacto, pero que eran fácilmente recogidas por redes de un material especialmente creado para resistir los efectos de las «aguas malas», como se las denominaban popularmente.
El peligro de que toda la vida del planeta se extinguiese quedó por el momento eliminado y aprendimos una lección importante: somos un gran organismo – independientemente de a qué clase social, raza, religión o nacionalidad pertenezcamos– y lo que cada uno de nosotros haga en su medio ambiente nos influye a todos. Nos ha llevado muchos años reconstruir la flora y la fauna del planeta arrasadas por las aguas malas, y a algunas especies valiosas no las pudimos salvar. Si este mensaje interestelar es recibido por los habitantes de otro planeta y logran interpretarlo, esperamos que el relato de nuestra experiencia les sirva para que no cometan los mismos errores que nosotros.
Oscar Prada Zavatti

Escritor argentino nacido en la ciudad de Punta Alta, provincia de Buenos Aires, en 1959. A los dieciocho años emigró a Suecia, donde aún reside. Estudió física y matemáticas en la Universidad de Estocolmo, pero trabaja como consultor en informática. Ha publicado sus cuentos y artículos en revistas, páginas web especializadas en literatura y libros de enseñanza del idioma castellano. Los relatos de su libro Unos cuantos cuentos tratan temas como las relaciones humanas, el medio ambiente, la ciencia, la tecnología y la ficción histórica.
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