Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO
El mundo entero, o al menos aquella ínfima parte que se interesa por lo que pasa en este empobrecido y violentado país, ha constatado que quien lo gobierna no solo es un mentiroso, sino un visceral aficionado a ocultar información, a las medias verdades, a hacer creer que el mundo es tal y como él se lo imagina y necesita.
Si el intento por desaparecer a la Cicig se ha convertido en su único y absoluto acto de gobierno, la obsesión por salir impune de sus faltas le hace cometer errores garrafales que están acelerando mucho más su aislamiento. De su discurso en Naciones Unidas, los medios de comunicación que fuera de Guatemala le dieron alguna atención, enfatizaron la incongruencia de quererse deshacer de un ente que, apoyado por la comunidad internacional, ha conseguido grandes y sonoros éxitos. Nadie, fuera de sus voceros y aliados, desesperados en obtener impunidad, han salido a atacar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad –Cicig– y su principal encargado.
Y el torrencial no amaina, sino todo lo contrario, como puede comprobarse con la convocatoria que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH– hizo, de oficio, es decir sin que nadie se lo solicitara, para conocer el «Rol de la Cicig en la lucha contra la corrupción y su impacto en la situación de los derechos humanos en Guatemala» durante su 169 período de sesiones, que del 30 de septiembre al 5 de octubre se celebra en la ciudad de Boulder, Colorado, a invitación de la Facultad de Derecho de la Universidad de ese estado.
Contra toda la costumbre de los debates de dicha Comisión, Guatemala solicitó que el evento fuera a puerta cerrada, para que nadie se enterara de lo que allí se dijera y sucediera, hacerlo, como quien dice, de puntillas y en secreto. Solo que allí se presentan documentos y queda registro taquigráfico de lo que se dice, y los interesados pueden luego consultarlo. Sin decir agua va, el gobierno de Jimmy Morales puso como su representante al actual embajador en Uruguay, Antonio Arenales Forno, apodado el Consigliere, quien, entre otras cosas, tiene en su historial haber defendido a ultranza, y sin el mayor recato, las masacres y desapariciones forzadas ocurridas durante los años de los regímenes militares, violadores de los derechos humanos.
Como se recordará, Arenales Forno no solo defendió a capa y espada a Ríos Montt, en su intento por ser candidato presidencial, sino que se opuso con vehemencia su juicio por genocidio. Además, fue el flamante secretario de la Paz durante los cuatro años del régimen corrupto de Pérez Molina, oponiéndose abiertamente a que la comunidad internacional vigilara en el país el respeto a los derechos humanos y, en particular, se juzgara a los perpetradores de crímenes contra la humanidad.
Resulta sintomático que ni el actual secretario de la Paz ni el presidente de Copreh hayan estado presentes, siendo las instancias que deben apoyar al Gobierno en el cumplimiento de la protección de los derechos humanos. Queda más que claro que la política sobre derechos humanos en el gobierno de Morales Cabrera la lleva un funcionario que no solo es un intérprete antojadizo de estos, sino que, en este juego absurdo de puestos y sueldos, no ejerce dentro del Gobierno ninguna función vinculada al tema. Se trata de alguien que cobra como embajador, vive como embajador, pero que es asesor personal y representante del presidente en estos temas, como una muestra más del desorden administrativo de la gestión de Morales, así como del uso discrecional, arbitrario y autoritario de los recursos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Como es sabido, en la doctrina de los derechos humanos, el transgresor es el poder público, por lo que la vigilancia de su cumplimiento se hace sobre el responsable de protegerlos y satisfacerlos, es decir, el Estado.
Es por ello que tan solo el hecho de que la CIDH haya decidido dedicar una parte de su período de sesiones para conocer lo que sucede con la Cicig es ya una cuestión que debe preocupar al Gobierno, que paso a paso se aproxima a los regímenes más autoritarios de la región.
Entre las conclusiones que los defensores de derechos humanos guatemaltecos hicieron ante ese organismo, a través del procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, vale destacar la afirmación de que «el Estado guatemalteco ha demostrado una tendencia creciente a cerrar espacios, censurar, coartar la libertad de expresión y el derecho a la manifestación en contra de las recientes decisiones del Gobierno, esto representa un incumplimiento de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos», situación que ha generado retrocesos autoritarios, poniendo en peligro la institucionalidad democrática del país.
Por todo ello, el procurador de los Derechos Humanos pidió, a nombre de los defensores guatemaltecos de tales derechos, que se integre una Sala de Coordinación y Respuesta Oportuna e Integrada –SACROI– que, según el mapa estratégico de la CIDH, tendría como objetivo «incidir con medidas preventivas en los factores que dan lugar a las violaciones de los derechos humanos» y que, como preámbulo, la comisionada relatora para Guatemala realice «una visita de trabajo para verificar in situ lo que se ha expuesto». A ello se opuso vehementemente el embajador y Consigliere, Arenales Forno, pero los miembros de la Comisión consideraron oportunas las solicitudes y las pondrán en consideración.
El círculo de crítica y desaprobación del comportamiento del Gobierno guatemalteco cada vez se estrecha más, lo que no solo dará mayor auge a las demandas ciudadanas, sino también hará parecer más necios e intransigentes a Jimmy Morales y compañía. De cómo se equilibren al interior del país esas fuerzas dependerá el desenlace, lo cual tendrá serias implicaciones para la democracia y la justicia social, en el corto y mediano plazo.
Fotografía principal, Jordán Rodas, tomada de CRN Noticias, y Antonio Arenales Forno, tomada de Prensa Libre.
Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.
0 Commentarios
Dejar un comentario