Acarreados digitales

Enrique Castellanos | Política y sociedad / ENTRE LETRAS

Y allá va la ciudadanía acrítica, ignara de futuro, taciturna. Como poseída, enfilando por las autopistas, cayendo en sus abismos, sucumbiendo atropelladamente a los encantos de reenviar algo que no se ha pensado. (El día de las elecciones, si no se piensa el voto y se deja llevar por lo que dicen las redes, se es un acarreado digital).

Guatemala tiene un sistema electoral que se autodefine como pluralismo político (existencia de variados partidos políticos). Se asume que el principal fundamento de la democracia representativa se dilucida con elecciones de voto directo y popular, siendo regente, el voto secreto. Sin embargo, este sistema electoral (con reformas y sin ellas) continúa alejado de bastos conglomerados de habitantes de las periferias y de la ciudadanía que desde abajo no logra interiorizar el poder que una Constitución Política deposita en sus manos de manera recurrente cada cuatro años.

El sistema electoral se organiza en un poco más de ochocientas Circunscripciones Electorales Municipales –CEM–. No obstante, la geografía sociocultural es tan variada que no puede uniformizarse en términos de condiciones y variables políticas. Guatemala ocupa el lugar 75 de 167 países, según indicadores de democracia. Solo un lugar arriba de los sistemas defectuosos [1]. Sin embargo, si se toma en cuenta las desigualdades generadas por las condiciones de pobreza y pobreza extrema, a cualquier sistema político electoral, por muy avanzado e integral que sea, le será difícil llevar a la práctica sus preceptos teóricos.

Queramos o no, la realidad es que ya se vive en un mundo digital. Se sabe que en la actualidad el instrumento más cercano a las personas en el celular (lo que antes fue la televisión, la bicicleta, el libro o el paquete de cigarros). De acuerdo al informe Centroamérica y el Caribe: un oasis de oportunidades en el mundo digital (diciembre de 2017), Guatemala ya cuenta con 6.2 millones de usuarios de internet (con un 37 % de penetración de internet), de los cuales 5.7 millones son de internet móvil. Se calcula que Guatemala tiene unos 6 millones de usuarios de Facebook, 3.8 millones de cibernautas corresponden al área metropolitana de Guatemala y el resto repartido en centros urbanos del interior. [2]

Lo mencionado contrasta con la Guatemala de las periferias. La población, el día de elecciones, recorre hasta decenas de kilómetros en cualquier transporte (el que se pueda) para ir a votar. El occidente frío, el oriente cálido, el norte sabanero o la costa esteparia presentan una innumerable cantidad de aldeas, caseríos y lugares poblados con dicha sintomatología. Numerosas familias a pie o en picops se disponen a atravesar ríos y balancearse por cerros y montañas. Medio día de ida y medio de retorno. Largas colas bajo el sol o lluvia, sin comer, «todo en nombre del voto, regente de la democracia».

En los llamados sistemas democráticos, un elemento que resalta es la manipulación de la información con el objetivo de incidir en la percepción de la realidad. Antes se hizo con los medios de tinta y papel, posteriormente con la imagen en pantalla y ahora continúa por medios digitales. Las regulaciones son aún escasas y principalmente cuando de procesos abiertamente consumistas se trata, como es el caso de Guatemala (en todo caso, las regulaciones las impone el mercado y no el sistema político).

Ya no es secreto que la interferencia, incidencia y hasta la contundencia de la influencia de las redes en los procesos eleccionarios es una realidad. El caso de Guatemala es elocuente, el zumbido puede comenzar por cualquier punto de la ciudad o departamento y en cuestión de horas inunda gran parte del territorio nacional, especialmente los centros urbanos.

El elemento central de esta parodia informática es que entra a las casas como que fuera verdad. El usuario no cuestiona, no piensa, no reflexiona y cual autómata audaz, reenvía cualquier cosa que le llega a su aparatito, adquiriendo al instante la categoría de replicador autómata o acarreado digital.

En el tiempo electoral (especialmente en tiempo de campaña) grandes sectores de la ciudadanía llegan a padecer el síntoma del «acarreado digital», la influencia política encubierta en las redes sociales produce un letargo equivalente al opio y los separa de procesos de análisis reflexivo sobre las opciones electorales, sobre la existencia de programas de gobierno en los partidos o su ideología y las opciones habidas.

La gran ciudad y otros importantes centros urbanos muestran rasgos sintomáticos de este padecimiento el día de elecciones. Parte de la ciudadanía es «acarreada digitalmente» y con transporte gratis incluido. El día de elecciones, si no se piensa el voto y se deja llevar por lo que dicen las redes, se es un acarreado digital.

[1] Medición hecha por la Unidad de Inteligencia del semanario inglés The Economist (60 indicadores, 167 países).
[2] Centroamérica y el Caribe: un oasis de oportunidades en el mundo digital, diciembre de 2017. Disponible en Think with Google.
Fotografía tomada de Pinterest.

Enrique Castellanos

Estudios de Historia, educador popular, promotor del desarrollo. Voluntario de cambios estructurales y utopías.

Entre letras

Un Commentario

Juan Carlos 10/11/2018

Acertado Analisis y definitivamente las redes sociales en la actualidad ejercen la mayor fuerza en el mundo y volvemos a caer en ser victimas de seguir más fácilmente a alguien por su música o dibujos bonitos pues los criterios muchas veces no son definidos. Recuerdo que a uno de mis más brillantes catedráticos que siempre mencionó esta evolución y la vi tan lejos y llegue a dudar de ella ahora también estoy nadando en dichos medios.

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