-Carlos Enrique Fuentes Sánchez / EL EDUCADOR–
La mayor parte de la población pensante de Guatemala quiere un presidente de la República capaz, honrado, honesto. Un estadista que promueva acciones de beneficio para todos los habitantes del país, sin discriminación alguna. También se requiere de diputados decentes, honrados, honestos, capaces y dignos de ser llamados “padres de la patria”, así como jueces y magistrados incorruptibles, valientes y que apliquen la ley para todos y todas. Hasta hoy, no los tenemos. Y si los hay, diputados y jueces, son contados con los dedos de las manos.
Por ello se han dado las manifestaciones en contra de la corrupción y la impunidad desde 2015 y ahora, contra un presidente y diputados, así como contra jueces que, al tomar posesión en 2016, tuvieron la oportunidad de cambiar la podredumbre que se tenía, pero que prefirieron continuar por el mismo camino de corrupción e impunidad, hasta colmar la paciencia de la sociedad guatemalteca que se ha volcado a las calles pidiendo renuncias, cambios, desafueros, etcétera.
Pero, ¿quién está detrás de todas estas acciones? ¿Quién o quiénes promueven los desaciertos, las ilegalidades, las marchas, las concentraciones, los gritos y hasta una que otra trifulca? Una primera respuesta es que, las acciones de lucha están provocadas por la indignación y el enojo de la gente pensante de Guatemala. De acuerdo. Pero, ¿por qué hay gente “bien” que está participando contra el presidente y los diputados? ¿Qué papel están jugando los investigadores económicos nacionales, organizaciones no gubernamentales, los grupos que quieren ser partidos políticos y los medios de comunicación escritos y televisivos? ¿Por qué hay una evidente lucha entre los medios de Ángel González y los de la oligarquía guatemalteca? ¿Será, realmente, que los segundos están en contra del presidente Morales por haberles quitado todas las pautas publicitarias del Gobierno y la impresión de algunos documentos que representaban millones de quetzales para tales empresas?
Probablemente algunos guatemaltecos han escuchado acerca de la teoría de la conspiración. ¿Quiénes, en Guatemala, estarían conspirando contra la institucionalidad o la constitucionalidad y por qué? ¿Quiénes quieren provocar anarquía y sacar ganancias de la misma? En Guatemala hay de todo: los genuinos reformadores pero también los que mueven a su antojo a los grupos por medio de los medios masivos. Diarios televisivos donde los presentadores no solo informan sino toman partido a favor o en contra de una persona, grupo, organización o institución.
En todo caso, las movilizaciones se están dando con la participación de la ciudadanía, unos genuinamente en contra de la corrupción y la impunidad, otros, para ver que pescan. En algunos departamentos, la gente está genuinamente indignada contra sus diputados, no solo por la firma de los decretos de impunidad, sino también por otros antecedentes nefastos de cada uno de ellos, como estar involucrados en negocios turbios, actos inmorales o acusaciones de ser autores intelectuales de asesinatos. El problema es, ¿cómo desligar la lucha genuina de la lucha de aquellos grupos oportunistas y aprovechados?
Ya se evidenció que las marchas, consignas, canciones, carteles, mantas, palabrotas, y demás no dan resultado. Los actuales diputados y el presidente dicen que no renunciarán. Entonces, ¿se debe continuar con las marchas de protesta? ¿Cuántas marchas más son necesarias para lograr la renuncia de los diputados, el antejuicio contra Morales y las reformas profundas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos? ¿O es mejor promover, cuanto antes, como lo sugiere el magisterio organizado y otras tantas organizaciones y politólogos, la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente pluricultural? El problema es que, de acuerdo con la ley actual, son los partidos políticos quienes pueden promover y ejecutar su integración, aunque podrían ser presionados por la sociedad civil.
El futuro inmediato se pinta difícil. ¿Se deben seguir mecanismos legales o es el momento de una nueva revolución, mejor que la de 1944? ¿Está preparada la población para tal revolución? ¿Quién resultará ganador? ¿Otra vez los grupos de poder económico u otros grupos que pudieran estar conspirando? Esto último no debe ocurrir. La población debe estar atenta para que los objetivos no se desvíen. Para ello, unidad y lucha son necesarias. Unidad, de todos los sectores y pueblos; lucha, desde la legal hasta otras acciones contundentes, sin caer en la violencia.
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo Nacional. Surgido de los barrios pobres de la zona 6 en la ciudad capital pero formado, a partir de su adolescencia, en diferentes departamentos de la República, donde fue educado y a la vez brindó educación. Conferenciante nacional e internacional, columnista, consultor de organizaciones educativas nacionales e internacionales, participante y decisor en los procesos y redacción de documentos de mayor trascendencia en la educación nacional en los últimos 40 años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión española y últimamente de otras potencias, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, una Guatemala justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, de calidad y con calidad, para todos y todas.
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