A cielo abierto

-Roberto Ganddini / ESPIRAL

La crisis que vive actualmente Guatemala es profunda. El aspecto político ha sufrido un desgaste de tal manera que el Gobierno ha entrado en un deterioro total. Los organismos de Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, no funcionan y tienen que ser reconstruidos, reemplazados y darles otra forma, pero sobre todo cambiar de actores, los que están no lo harían. Se gesta un movimiento que sería el que reemplazara a los actuales actores, para que la población entre en un proceso de mejorar las condiciones de vida.

Guatemala es un país inmensamente rico en recursos naturales. La naturaleza que tenemos es especial comparada al resto del mundo. Aquí podemos ver diversos climas y microclimas; podemos estar en la costa pacífica a más de 30 grados Celsius y luego, conduciendo unos 30 minutos, subimos a la boca costa en donde la temperatura es templada, para llegar, en la misma mañana, al altiplano con temperaturas muy bajas.

Los diferentes ecosistemas hacen que el país tenga una biodiversidad increíble, muchas especies desconocidas para otros lugares, tanto de flora como de fauna, así como de toda actividad biológica existente.

En El olor de la guayaba, Gabriel García Márquez opina que el oro es de mala suerte. Me imaginé que era por todos los conflictos sociales, económicos y políticos que genera y no es de más, las guerras no solo han sido por controles territoriales, sino para repartirse los botines del dios oro. Eso lo sabemos en Guatemala, desde la Conquista lo que se buscaba era el oro. En el libro Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano describe que en la época colonial los españoles sacaron tanto oro que con eso se hubiera construido un puente desde Latinoamérica hasta Europa.

Actualmente pareciera como si el tiempo no hubiese pasado y la explotación del oro sigue siendo un tema actual. Esta problemática puede ser enfocada desde dos puntos de vista que convergen en lo mismo: el social y el ambiental.

El social es mucho más complejo, porque si bien las ciencias sociales son precisas, existe una serie de manipulaciones por parte de interese particulares o de plumas que se venden, como decían los escritores antiguamente, la diferencia es que ahora utilizan medios de comunicación más sofisticados. El desarrollo de la minería ha generado en nuestro país serios conflictos sociales, debido a que las empresas mineras llegan a las comunidades con gran prepotencia e irrespeto a las propias organizaciones locales, así como a imponer un modelo que estas comunidades desconocen. Llegan a ofrecer un desarrollo ficticio, al cabo del tiempo observamos que los indicadores sociales de desarrollo no mejoran, no hay un cambio significativo en la vida de la población.

Prensa libre reporta que solo la mina Marlín extrajo 60 toneladas de oro, lo cual sumió más en la miseria a las comunidades cercanas, especialmente a San Miguel Ixtahuacán.

Lamentablemente vi un documental manipulado en defensa de las mineras el cual menciona a países como Canadá, Noruega y Suecia que tienen minería. Y es cierto, en Suecia tuve la oportunidad de visitar la mina de Kiruna, al norte de ese país. Allí no existe una biodiversidad como en Guatemala, la población del lugar es eminentemente minera, todos tienen un estándar de vida digno, por lo que no se implementa para desarrollo de los pueblos, las minas pagan un porcentaje alto sobre las ganancias (los impuestos en este país son muy altos y las empresas privadas no están exentas). Los trabajadores de las minas tienen más beneficios laborales que otros y se jubilan muchos años antes que los demás trabajadores, por ser un trabajo de alto riesgo. En fin, podemos seguir enumerando los benéficos que tanto los trabajadores como el país tienen para poder explotar las minas, claro que existen problemas y riesgos, pero se trata de minimizarlos.

La extracción de recursos naturales es necesaria para lograr una mejoría económica (aunque no la única), pero cumpliendo ciertas normas de seguridad y protección. En algún artículo describía que es necesario la investigación científica para poder explotar una mina o cualquier otra actividad económica, debido a que, por ejemplo, en Guatemala tenemos una gran biodiversidad que se ve afectada con la minería a cielo abierto. Las poblaciones tienen que estar conscientes del papel que jugarán en la actividad económica, lo aranceles que se cobrarán deben ser acordes a la realidad y a las necesidades del país. En fin, cumpliendo con todos los elementos de investigación tanto sociales, técnicos y financieros, como económicos, ambientales, entre otros. Podemos dedicarnos a una actividad minera en beneficio de la población en general.

Es necesario determinar qué beneficios trae la minería y cuánto obtiene de ganancias el país, y vemos que lo que dejan es una miseria. La minera Marlin hasta el último pago que fue un 1 %, lo cual considero que es insuficiente, ya que las ganancias son muchas. Como mínimo, las mineras tendrían que pagar un 50 % de los beneficios que obtienen.

Guatemala no va ser más rica con las mineras (como está actualmente legislado, solo unos pocos llegan a enriquecerse), pero sí va perder los recursos naturales y los daños colaterales que estos causan son muchos, como la pérdida de la biodiversidad, la contaminación producida por químicos en la extracción como el cianuro, la disgregación social que esto provoca, entre otros.

Como investigador no estoy en contra de una explotación minera, siempre y cuando se lleve el proceso con todos los requerimientos técnicos y científicos tanto sociales como ambientales.

Guatemala tiene que salir del subdesarrollo pero estas actividades descontroladas solo la hunden más y provocan fricción entre la ciudadanía.

Al otorgar la explotación de una mina, no solo debería exigirse el informe de impacto ambiental, sino además un estudio científico realizado por una universidad del país.

Guatemala ha sido devastada por diversos intereses, es un país en el que los índices de desarrollo humano son de los más bajos de Latinoamérica, tenemos que buscar alternativas económicas, crear fuentes de trabajo tecnificar la agricultura, terminar con la exportación de productos tradicionales y diversificarlos. La tarea es grande, pero solo con constancia y un verdadero proyecto de nación saldremos adelante.

Roberto Ganddini

Actualmente trabajo en la Universidad de San Carlos donde soy el director administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación agrónomo y con estudios en Administración y Economía, así como un diplomado de Desarrollo Sostenible y Prevención de Desastres (FLACSO). Además, escribo para el periódico de la Universidad de San Carlos, especialmente sobre problemas de medio ambiente, pero también de carácter social, coyuntura actual y la problemática interna de la USAC.

Espiral

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