Carlos Enrique Fuentes Sánchez | Política y sociedad / EL EDUCADOR
Conmemorar sí, celebrar no. El 25 de junio es el día que, hace 83 años, murió María Chinchilla, maestra que acuerpaba las protestas contra el dictador Jorge Ubico. En su honor, ahora hay escuelas que llevan su nombre o el de la fecha fatídica. Pero esto no basta para reconocer la grandeza de su nombre. Para ello, cada maestra y cada maestro, debería asumir el papel que la coyuntura le exige. ¿Cuál es este papel?
Inicialmente, asumir su responsabilidad como persona y como profesional. Lo primero se refiere a recordar que, el maestro lo es en todo momento y en todo lugar, durante toda su vida desde que comienza a trabajar formalmente, en el ámbito público o privado. Esto lo obliga a mantener el decoro en su manera de vestir, de expresarse, de conducirse en la vida diaria; en su trato para las personas. Implica pues, vestirse correctamente según la ocasión, tanto en casa como en la calle o en un evento social. Emplear un lenguaje culto, sin usar expresiones desprestigiadas, sin gritos disonantes o carcajadas ofensivas. También implica no embriagarse, no fumar, no orinar en la calle, no provocar problemas y evitarlos entre otras personas, guardar la compostura en los templos, el estadio, una fiesta, la calle, etcétera.
En lo profesional, su principal característica es la responsabilidad y la honradez. Responsabilidad en su presentación personal, en su vocabulario, en su puntualidad y regularidad en asistir a la escuela, en el respeto y afecto a cada uno de sus alumnos o estudiantes, mantener un clima de respeto a los derechos humanos en su aula, promover la alegría, con respeto, entre los niños o adolescentes a su cargo; mantener buenas relaciones con sus pares y con las autoridades, sin caer en la hipocresía o servilismo; igualmente, mantener comunicación y buenas relaciones con los padres y madres de familia; mantenerse al día en los avances pedagógicos en cuanto a planificación, metodología de aprendizaje-enseñanza; técnicas de evaluación y orientación, administración y supervisión escolares, etc.; emplear los recursos propios de la comunidad como recursos de enseñanza. Recordar, pues, que el éxito de su gestión y de muchos de los procesos educativos dependen de su actitud docente.
Es muy importante ser una buena persona y un buen profesional, pero el papel del maestro no queda allí. Aparte de ello, el maestro debe ser un buen ciudadano. Y cuando se habla de ser un buen ciudadano no solo implica tener sus documentos personales y votar cuando hay elecciones, sino involucrarse en los procesos de lucha por alcanzar una mejor democracia. (“mejor” democracia, porque esta no es perfecta como sistema político, sino ha ido mejorando con los años y las nuevas concepciones socio-políticas). Como persona o como maestro, se debe ser buen ciudadano. Individualmente o como organización (política, sindical, ciudadana) se debe ser ciudadano responsable.
Enseñar a sus hijos, a los estudiantes y a los padres de familia los principales artículos de la Constitución Política de la República y los derechos humanos, así como del Código Civil y el Código Penal para evitar que caigan en delitos de cualquier naturaleza y que puedan defender sus derechos en cualquier momento, contra patronos abusivos o contra autoridades déspotas. Enseñarles a los estudiantes y a los padres de familia a denunciar cómo algunos poderosos les violansus derechos humanos o los de otros trabajadores. Acompañar las manifestaciones en contra de la corrupción y la impunidad, defender la figura del Procurador de los Derechos Humanos, promover proyectos político-pedagógicos en la escuela en la que trabaja, organizar video foros que permitan analizar la realidad nacional, etcétera.
Un maestro que comprenda que, contra la educación, escolar o extraescolar, alienada y alienante, que nos lleva al consumismo y al conformismo, la única alternativa educativa es la educación popular, la que empodera a la población, la que le ayuda a conocer sus derechos y los mecanismos para defenderlos. Un maestro como los que siempre quiso Freire, un maestro revolucionario que no se sienta “clase aparte” sino que se sienta parte del pueblo pobre. Un maestro que luche por un gobierno capaz que no esté al servicio de los ricos y del ejército; un maestro que luche por una Guatemala diferente, una Guatemala justa, democrática y humana.
Estimado maestro y maestra guatemaltecos: si ya tiene las cualidades anteriores, ¡Felicitaciones! Si aún no las tiene, ¿Cuándo comenzará a adquirirlas y practicarlas? En todo caso, ¡Feliz día del maestro y la maestra!
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
2 Commentarios
Al fin algo congruente, gracias y felicitaciones. y objetivo
Al fin algo congruente, gracias y felicitaciones.
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